El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos “sumergidos” en la pasión y muerte del Señor (Misterio Pascual) y renacemos en la resurrección victoriosa de Cristo. Gracias a esto somos liberados del pecado original, hechos hijos de Dios, e incorporados a la Iglesia, cuerpo místico de Cristo y hechos partícipes de su misión.